Reedición
HOMBRES DE AHORA Cap 3
Otra clenchita no me vendría mal pero el perico se la quedao el Juaqui. Ahora ya no lo veo en la pista. Igual está invitando a la chati. Me voy pa los lavabos pero por allí no están. Pos ná, habrá que pedir otra copita. Voy pa la barra. Hay dos tíos charlando con una nena rellenita pero guapa. Pido otro rebbull y uno de los tíos se gira y me dice” Oye, ¿tú eres amigo del Juaqui, no?”. “Pues sí. Hemos venío juntos pero hace rato que no le veo”.”Es que habíamos quedao con él, le llamao pero no tiene el móvil conectao”. “Pos no sé dónde sabrá metío”.” Nosotros nos vamos a otro sitio. Si te quieres venir, tú mismo”. “Hombre es que acabo de pedir una copa”.”No importa, te esperamos”. Me bebo la copa de dos tragos, salimos, nos metemos en el buga de la gordita guapa y enfilamos por el Paseo.
”¿Dónde vamos?”.”Vamos a la Harina”. “Y eso, ¿qué tal está?”. El otro, que hasta entonces no había dicho ni mu, dice “Es súper divertido. La música está genial. Ya verás como te lo pasas bien”. Subimos por las Ramblas y al cabo de un rato llegamos a la Harina. Fua, qué cola de gente pa entrar. Mucho tío y poca tía. Aquí habrá mucha competencia. Llegamos a la entrada, pagamos y echo un vistazo. No hay nadie a la vista. “¿Oye y toa la gente que había en la cola?”. “Están abajo”.”Ah, bueno”. Miro los pósters de las paredes “Oye, esto de tantas fotos de tíos ¿de qué va?”. “Es que es una disco de ambiente”. “Pues espero que haya más ambiente que aquí”. “Que sí, hombre. Espera a llegar abajo y verás”.
Bajamos las escaleras y se empieza a oír más jaleo y se ven los flases de las luces. A mi el rebbull siempre se me pone bien pero cuando veo a dos tíos morreándose me da, no sé, como una arcada. “¿No mabreis traío a un sitio de maricones, verdad?”. “No hombre, que es mixto, lo que pasa es que hay muchos gays”.
Llegamos a la pista y vaya si los había. De todos los tamaños y colores. Joer qué brazos y qué espaldas que tienen algunos. Y encima van con esas camisetas que les marcan los abdominales y todo. Y el aire huele como la colonia del Juaqui pero a lo bestia. “Eh, vamos a por unas copas” dice el calladito. De camino a la barra se encuentran con unos conocidos y se enrollan y se enrollan. Total que me voy solo pa la barra. Me pido una copa y echo un vistazo por los alrededores. La pista está a rebosar. Hay tías, unas más guapas que otras y tol mundo se lo está pasando bien. Unos bailan. Otros charlan. Otros se morrean, pero ya no me vuelven las arcadas. Y mempiezo a calentar por abajo, ya sabes.
Por delante de mí pasa un tío superfibrao, con los brazos bien dibujaos. Me mira y me sonríe. Yo le saludo con la cabeza, pa no parecer un gilipollas y él me hace con la cabeza el gesto que le siga. Igual tiene farla o pastis. Voy tras él y veo que se mete en un reservao bastante oscuro. Ostia, si aquí no se ve ni pa echar un trago. Poco a poco se macostumbran los ojos y le veo apoyao en la pared. Me acerco y le digo “¿Qué pasa, chaval? Y el tío me echa mano a la cintura. “Eh, eh ¿de qué vas?” le digo. “Tú déjame a mi.” dice él.
Hostia puta que me está metiendo mano. “Eh, tío, que me está metiendo mano".
Él sólo dice “Shhh”. Sarrodilla y me desata el cinturón.
Me soba el paquete. Y yo, con la copa en la mano, no sé qué hacer.
Hostia tío. Hostia tío. Hostia tío. Esto no se lo voy a poder contar al Juaqui.
1 comentario:
Es lo que tiene lo de meterse en harina...
¿Continuará?
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