TEACHER TEARS

Menudo sofocón me cogió ayer por la mañana. Tenía un rato para preparar clases y me dió por cambiar la ubicación de las mesas del aula. Las coloco en forma de U, con lo que gano espacio. Y también perspectiva. Porque de pronto me quedo mirando el estante donde los alumnos mayores guardan sus libros y libretas. No me lo puedo creer que por una vez lo tengan ordenado. Ordenadísimo. Espera un momento... Los libros y libretas están aquí cuando no deberían, cuando deberían estar con sus respectivos dueños. Porque esta tarde tienen control.

Una cosa me sube por el esófago. No es bilis, es un calor excesivo que se expande a mi cabeza. Se me caen los músculos de la cara, se me hace un nudo en el estómago y una tristeza densa me llena el cuerpo. ¿Les hago o no les hago el control?
Hoy acabo de corregir los papeles. Resultados: dos sobresalientes, tres notables, dos bienes, once insuficientes. Ninguna sorpresa. Como si se hubieran llevado los libros para estudiar. Los buenos estudiantes dan de sí y los otros dan de no. ¿Cómo comprometerlos con el esfuerzo personal? ¿Cómo luchar contra la desidia, las consolas y la tele? Si alguien tiene una idea que la lance.

Hace unos días me llegó al blog de wordpress en el que les pongo canciones el primer comentario chungo, supuestamente firmado por una alumna. Como yo sabía que esa muchacha tenía problemas con su mesenller que dice ella, le pregunté si me había escrito al blog. Me dijo que no, que quién firmaba el correo. Yo le digo que ella con su nombre y dos apellidos. Y ella me dice que hay una niña que le ha robado el messenller y que se dedica a enviar insultos al resto de compañeros. Como no voy a sacar agua clara, decido no publicar el comentario y tan frescos. Pero para que veas cómo andan los niños, porque estoy hablando de niños de 11 años.

Niños (en este caso niñas) que también dedican su tiempo libre (siempre espero que al menos no esté hecho en hora de clase) a lindeces como la que sigue: