Si no has leído El País Semanal hoy, quizás te interese saber que Miquel Barceló ha completado su obra para la Cúpula de la sala de Derechos Humanos en la sede de la ONU en Ginebra. El resultado para mí es genial, la cueva y el mar llenos de colores, estalactitas que apuntan hacia los reunidos, técnicas de pintura no tradicionales que dan relieve a un techo que ha dejado de serlo para convertirse en un lienzo gigantesco, una explosión de geología pictórica, un océano atravesado por corrientes de color. Miquel, una vez más, sorprendente.
10 comentarios:
Quien le iba a decir a Miquel Barceló cuando pintaba con excremento de vaca las sábanas de su madre en Felanitx (Mallorca) que iba a llegar haciendo lo mismo a la ONU. El futuro, algunos, lo tienen marcado desde la infancia.
Impresionante !!!
es sorprendente el uso tan espectacular (y casi frívolo) del color para un edificio (y lo que allí dentro acontece) tan serio...
Impresionantes las fotos, aunque también te digo que no sé yo si no me acabaría cansando de tanto color.
Esperemos que los que allí trabajan estén pendientes de lo que tienen que hacer y no tanto de las pinturas... que tal y como están las cosas es lo que faltaba.
Besos
Esperemos que el color vivo contagie a los que allí toman decisiones y lleven a cabo su labor con celeridad y buen hacer.
¡¡Copón!!
A mí me hace esta marranada el Barceló después de pagarle trillonada del siglo y le estoy dando hostias con la pistola del paintball hasta que se me canse la mano.
Muy chula la cupula, casi tan perfecta como la planta de Vorkan Demorel...
He visto el reportaje. El resultado es espectacular, ahora bien, no sé pero me recuerda esos cuadros que se hacen en el parque de Atracciones, sabes? que salen unos chorros de pintras y forman una imagen que mas bien parece un test de Rochard (no me acuerdo como se escribe) jajaja.
Me gustaría verlo terminado. Bzos
Arte, lo que se dice arte...
Pero gotelé, un huevo.
Bien tirao y a chorro.
Se ve que le siguen repitiendo los tripis de hace 30 años.
Niños, vamos todos a hacer gotelé.
Y que paguen los tontos.
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