SIETEVIDASTIENEELGATO

ANTONY AND THE JOHNSONS LIVE

Acabamos de llegar del concierto. Lleno absoluto. Escenario pelado con el fondo de piedra del Teatre Grec de Montjuïc. Antony de negro y sus nueve músicos de blanco: cuarteto de cuerda, guitarra-saxo-clarinete, bajo, batería, acordeón, piano. Antony al frente de todos ellos. Con sus movimientos característicos, especiales, como si fueran para otro tipo de música. Uno diría que el cuerpo le pide más marcha de la que ofrecen sus canciones. No me extrañaría que algún día cantara soul. Pero no hablamos de marcha. Hablamos de escalofrío y emoción.
Público entregado desde la entrada de los artistas al escenario. Silencio. La voz de Antony llega clara, aterciopelada, potente sin hacer esfuerzos. La cercanía de la tercera fila te hace verle humano, un chico que podría estar acomplejado pero que está metido en lo que hace, en lo que te ofrece. La parrafada que nos larga en medio del concierto me hace pensar que de tímido nada, de acomplejado tampoco. Ha estado en el Parc Güell (that Gaudi Garden) y quiere saber si Gaudi era bruja. Si no, no se explica esos arcos torcidos como dientes que te quieren morder. Porque a él le gustan las brujas, de hecho se considera una bruja.
Canciones con arreglos bastante diferentes a los de los discos, su voz modulada de manera que hace imposible cantar con él (no me hubiera atrevido ni me hubieran dejado :-/), otros tonos, otras entonaciones. Versiones para el directo. Canciones desconocidas para mí y sorpresa entre el público cuando anuncia una versión de Beyoncé. La gente ríe pensando que es broma. Pero no. Otra versión, esta vez de Leonard Cohen ( The Guest). Y por fin en los bises You are my sister y Hope there's someone. La carne de gallina.

I'm scared of the middle place
between light and nowhere.
I don't want to be that one
left in there, left in there.