4/2/07

A VECES OIGO VOCES 6

Esta vez la conversación no tiene principio pero sí tiene final.
La acción transcurre en la sauna del gim. Interior. Día.
Cuando entro yo en escena hay dos tipos de entre cincuenta y sesenta años hablando alto y claro sobre los temas típicos de conversación de sauna. Uno es Uanillo, gitanazo de raza, piel tostada por el sol de 365 días al año en el solarium de la piscina, cadenaza de oro al cuello, grandes anillos de sello en los dedos, bañador negro y garrafa de cinco litros de agua para hidratarse. El otro, será El otro.

Uanillo: … si ya te digo yo. Cuando te hace falta una, pues sales a la calle y le dises: Niña. ¿Cuánto? Y si te dise 60 pues tu le dises 40, que tampoco estoy tan mal.
El otro: (con asento catalán) No, si fasil ya lo es, con la cantidad de xavalas que hay por ahí.
Uanillo: Pos lo que yo te digo, y después se queda uno tan agustico. Ohu que güeno é echá un porvo.
El otro: Ya tienes rasón, ya. Lo que pasa es que si estás casado pues ya no tienes tanta fasilidad.
Uanillo: Casao… cucha yo no me casao ni pienso haserlo. Que ya me lo desia mi padre, que las muheres no traen ná güeno.
El otro: Hombre Uanillo, tampoco es eso.
Uanillo: ¿Qué no? Fihate tú en Dios, que es el más sabio de tor mundo. ¿Tiene muher?
¿A que no? Y si quisiera tendría a la mehore, pero no. Pos lo que yo te digo, que si Dios no ha querio tener muher, es que será por argo.
Uanillo se levanta, coge su garrafa de solandecabras y se despide.
Uanillo: Güeno, oye que me voy a comé, que hoy voy a ca mi hermana. Ta luego.

Tras su marcha, el silencio reina en la sauna. Gracias al dios soltero.

No hay comentarios:

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin