El camarero (con menos ganas de trabajar que yo de que me salga positiva la declaración de hacienda) limpia la mesa mía y la de al lado, pasa de mí, pasa de mis vecinos. Vuelve a los pocos minutos, pido cerveza en botella, saco mi libro, mis gafas, un cigarrillo. No consigo leer más de cinco líneas. Estoy pendiente de que lleguen las ruvis. Intento leer. No me concentro. Releo. Me sirve la cerveza.
Miro a unas muchachas que están a mi izquierda. No pueden ser ellas, son demasiado jóvenes, se lían porros, toman café con leche y agua. Un grupo está preparando sus instrumentos para ofrecer un concierto silencioso a los concurrentes. Las seis y veinticinco. Las únicas candidatas hablan por teléfono. Llegan nuevos vecinos de mesa. Yo miro a las tres muchachas que no parecen estar esperando a nadie. Fumo un cigarrillo más. Cierro el libro. Cambio la orientación de la silla porque el magnífico sol me da en los ojos.
Vuelvo a mirar a las tres chicas, alargo el cuello buscando otras posibles ruvis. Bebo cerveza, empieza el concierto que es silencioso porque no se oye nada. Hay que pedir unos auriculares para oirlo. 0,0 dB. Como no puedo oir lo que se está tocando, ni voy a tener la osadía de preguntar a las tres rubias ni a ninguna otra si son ellas las que yo quería ver, decido acabar la cerveza y tomar las de Villadiego. No me recrimino ser tan tímido ni tan barcelonés. Es algo que ya he superado. Espero que no me lo tengáis en cuenta, ruvis de mis entretelas.
Miro a unas muchachas que están a mi izquierda. No pueden ser ellas, son demasiado jóvenes, se lían porros, toman café con leche y agua. Un grupo está preparando sus instrumentos para ofrecer un concierto silencioso a los concurrentes. Las seis y veinticinco. Las únicas candidatas hablan por teléfono. Llegan nuevos vecinos de mesa. Yo miro a las tres muchachas que no parecen estar esperando a nadie. Fumo un cigarrillo más. Cierro el libro. Cambio la orientación de la silla porque el magnífico sol me da en los ojos.
Vuelvo a mirar a las tres chicas, alargo el cuello buscando otras posibles ruvis. Bebo cerveza, empieza el concierto que es silencioso porque no se oye nada. Hay que pedir unos auriculares para oirlo. 0,0 dB. Como no puedo oir lo que se está tocando, ni voy a tener la osadía de preguntar a las tres rubias ni a ninguna otra si son ellas las que yo quería ver, decido acabar la cerveza y tomar las de Villadiego. No me recrimino ser tan tímido ni tan barcelonés. Es algo que ya he superado. Espero que no me lo tengáis en cuenta, ruvis de mis entretelas.
8 comentarios:
Oh!! en serio te fuiste?
Jo!
jaja me parece que LAS RUVIS van a seguir siendo otro mito de la blogosfera, ¡Habrá que empezar tb. a "verlas"?
Nuse pq pero ya me parecía a mi que de esta no era....
Bezos.
claro, así luego nacen las leyendas urbanas, los mitos, las habladurías... que si existen, que si no, que si en realidad no son rubias, que si jordi hurtado está muerto y dejó todas las preguntas del saber y ganar grabadas hace años...
bueno, por lo menos se dio usted un paseo, no?
Las ruvis estuvimos ayi, con la mesa yenica de simvolos: caramaras de afotos, livros de paul auster y cerbezas barias. i al final nos fuimos porque a tres calbos que les preguntamos, ninguno se yamava gatoconsietebidas.
te emos enbiado un mail con nuestro telefono. lo hintentamos otra bez?
vesissss
Supongo que ahora tengo que decir algo asi como que las citas a ciegas eran muy 90's no?
Supongo que detras de un blog hay siempre alguien mas o menos acorde con la identidad que creemos los demas. Pero parece que el único que tiene rostro y voz soy yo no? Que ironia que sea el menos sociable con los demas...
Vaaayaa. Menos mal que yo no fuí que si no, menudo plante.
¿No será que pensaron que era un sitio para no fumadores y al verte fumando un cigarrillo se largaron?
Confundida me tienes Shysh.
Un besote sin humos.
Una cervecita al sol nunca está mal, aunque ese no fuera el objetivo.
Requetecontraodio cuando tengo una cita y, por lo que sea, la otra parte no aparece. Consuélate, al menos, con la cerveza, el solito y la ausencia de ruido. Menos es nada.
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