Llegó hace unos días, paseó por Santiago y recogió un premio concedido por los estudiantes del Instituto Rosalía de Castro de la ciudad.
Hoy Haruki estaba en la biblioteca Jaume Fuster. Allí que me fui a sabiendas que su poder de convocatoria es grande. Una charla entre Murakami e Isabel Coixet merecía la pena. Tras una hora en la cola que serpenteaba -larga como un mes sin paga- por Lesseps (qué fea han dejado la plaza, josmios) el muchacho que repartía los numerillos de rifa para acceder al recinto anuncia, al llegar a unos pasos de donde estoy, que ya ha repartido las doscientas entradas para el auditorio y que sólo le quedan unas pocas para ver al escritor y a la cineasta en otra sala, en televisión y de pié. Temíamelo. Amos anda que ya no está uno para esos trotes. Así pues enfilo el camino hacia casa, me decido por el autobús para reutilizar el viaje de la T-10, que si vuelvo al metro tengo que pagar de nuevo y dicen que hay crisis.
La actividad alternativa ha consistido en asisitir a una aburrida reunión de vecinos. El premio de consolación ha sido enterarme de que en la entrada de mi casa se escribieron durante años las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Nostamal. ¿Ves con qué poco me conformo?
Hoy Haruki estaba en la biblioteca Jaume Fuster. Allí que me fui a sabiendas que su poder de convocatoria es grande. Una charla entre Murakami e Isabel Coixet merecía la pena. Tras una hora en la cola que serpenteaba -larga como un mes sin paga- por Lesseps (qué fea han dejado la plaza, josmios) el muchacho que repartía los numerillos de rifa para acceder al recinto anuncia, al llegar a unos pasos de donde estoy, que ya ha repartido las doscientas entradas para el auditorio y que sólo le quedan unas pocas para ver al escritor y a la cineasta en otra sala, en televisión y de pié. Temíamelo. Amos anda que ya no está uno para esos trotes. Así pues enfilo el camino hacia casa, me decido por el autobús para reutilizar el viaje de la T-10, que si vuelvo al metro tengo que pagar de nuevo y dicen que hay crisis.
La actividad alternativa ha consistido en asisitir a una aburrida reunión de vecinos. El premio de consolación ha sido enterarme de que en la entrada de mi casa se escribieron durante años las novelas de Marcial Lafuente Estefanía. Nostamal. ¿Ves con qué poco me conformo?
más info aquí.
Sobre este otro Murakami, de nombre Takashi, otro día.
8 comentarios:
Creo que a la Coixet la han abducido.
No. Ya era así de serie. A mí me cae muy bien.
Me llevo al tipo subiendo a mi blog. Los de El País gustan de stultiferar a sus personajes.
Lástima que te perdieras una oportunidad tan buena.
Otro día será.
De todas formas, eres un pozo de cultura y sabiduría.
Envidia me das.
Tío
envidia me das.
TQ
Opino exactamente lo mismo que Tecla. Yo no tengo envidia, porque para puedo aprender de ti cada vez que paso a visitarte.
¡Un abrazo!
MIGUEL
Bueno ,
Yo estuve en la cola. El acto estuvo mal organizado. La Editorial Tusquets sabe perfectamente que poder de convocatoria tiene el señor Murakami -solo hace falta ver las ventas y hacer una aproximacion estadistica-, por lo tanto deberian haber montado el acto en unlugar con mas capacidad.
RESULTADO:
Bien para Murakami (lo tiene todo vendido). Bueno para Tusquets (le interesa la foto de la gente haciendo cola de diferentes edades y bla bla bla). Malo para el Ajuntament de Barcelona (consorci de biblioteques en este caso) que pretendiendo capitalizar el acto con un "Que buenos somos que traemos a Murakami" muestran su ineficacia organizativa poniendo de manifiesto su legendaria falta de estrategia y de gestión. Un encargado de la organizacion (el de barba sin afeitar) CULPABA A MURAKAMI!!! publicamente en la entrada de que no se pudiera dar capacidad a mas publico. Que cutrez!!!
Se deberia haber pensado en el aforo de un teatro grande o el forum (aun existe?, lo estamos pagando aun?) o un local mayor.
Al fin y al cabo el señor Murakami esta haciendo promocion y se debe a sus lectores.
Por cierto la Plaza lesseps es fea fea...
Absolutamente orgásmico, jejejejejejeje
Me enteré de tu no-entrada vía Stulti. Este mundo es un pañuelo.
Otra vez será, no?
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