Diciembre. Hace semanas que las cordadas de hombrecitos de peluche escalan las fachadas de los edificios, que las calles están atravesadas por constelaciones de estrellas artificiales y los escaparates de los comercios lucen brillos que intentan atraer compradores como un animal muerto atraería moscas. Los teleespectadores somos bombardeados con anuncios de productos de buen olor, mejor sabor y promesas de diversión.
Esta mañana en el mercado una señora jubilada compraba pescado para la celebración. Trescientos cuarenta y cinco euros han incluido cuatro langostas previamente encargadas. Hace tres días cumplí con la obligación de comprar regalos (libros en este caso) para mis sobrinos. No hice lista y volví a casa con un ejemplar de más que no podré llevar a la cena porque quedaría injusto darle dos a uno y uno a los demás. He preparado un kilo de salmón marinado que el jueves estará tierno y jugoso como mantequilla. Será mi colaboración al tejemaneje que mis hermanas montan cada año para celebrar
En mi cabeza decenas de escenas de las pasadas semanas relacionadas con el trabajo y las personas con las que allí me relaciono. Maestros con problemas, niños con problemas, padres y madres con problemas. Niños que no tendrán celebración familiar porque no viven con sus familias. Incongruencia por hacer celebraciones de origen religioso con niños que practican una religión que no es la que celebra
En el trasfondo, yo. Y mis pocas ganas de navideñeo. No entiendo después de tanto tiempo todas estas preparaciones, todo el ajetreo en el que nos dejamos caer para acabar empachados y borrachos. Tal vez porque no me gusta ni empacharme ni emborracharme. Ni la fiesta por obligación.
Aún así, anoche hice esta felicitación para enviar. Porque toca. Ésto sí toca. La lotería nunca ;-)
8 comentarios:
Bueno, pues aún así, espero que sobrevivas a este empacho de felicidad lo mejor que puedas, aunque habría que pedir vacaciones para recuperarse, ainssssss, que tú si tienes vacaciones, jejejejeje
sr. shysh, me uno al comentario de pe-jota y le deseo que, por lo menos, disfrute de estos días de asueto, que eso es también una buena pedrea, no?
besos.
Bonita felicitación!
JAJAJAA es cierto que la lotería nunca toca.
Saludos!
Yo este año se que si...
La felicitación es una chulada!
Y bueno, yo te recomendaria que intentaras disfrutar, ya se sabe, si no puedes con el enemigo...
Feliz Navidad!
Odio la navidad. Pero me gusta emborracharme, qué le vamos a hacer!
¡Ánimo Shysh! Esto pasa en unos días, ¡Un abrazote!
MIGUEL
Creo que la culpa de que nos vaya gustando menos la tienen el corte inglés y similares, que nos empachan de navidad muchos meses antes de que ésta llegue. También influye el tono religioso que algunos le dan o el demasiado materialista que le dan otros. A mí lo que más me gusta de esas fechas es que puedo estar con mi familia y disfrutar de ellos... vamos, como hago en agosto, pero una vez más!
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