18/12/07

MUDANZAS 2

Ah iluso, tú que habías creído que con dos días habías acabado la mudanza. Pues no quedaban pocas cosas por mirar, empaquetar, tirar. ¿Has dicho tirar? Ups, sí he dicho tirar. Yo sé que en mi vida he hecho decenas de cursos. Lo que no imaginaba es que esos cursos además de dejar nuevos conocimientos en mi mente dejarían un rastro ingente de papeles con apuntes, fotocopias, carpetas, listas de emails, más fotocopias, más carpetas, más apuntes, aún más fotocopias…

Lo peor de todo es que al contenedor han ido las pruebas de un montón de horas de formación. Ras ras, rotas en su mayor parte, enteras en otras. Bolsas y bolsas de historia pedagógica para mayor gloria de la estadística del reciclaje papelero de la ciudad. Esto de aprender es un vicio en mí. Jatetú si me gusta el cole que empecé a los cinco años y ya llevo yendo más de cuarenta. Y yo preguntándome: ¿Los garrulos qué leches deben acumular? Fijo que apuntes y fotocopias no, pero seguro que algo sí, porque todas las casa tienen sus estanterías llenas. A menos que seas un minimalista fundamentalista.

Y el pequeño Diógenes que hay en mí aún tiene una selección de libros en V.O. inglesa esperando que la Escuela Oficial de Idiomas me diga: Tráemelos porfa plis silvuplé. Y si no me lo dicen no sé qué voy a hacer con ellos. Todo menos tirarlos. San Cervantes y San Shakespeare no me lo perdonarían en el juicio final al lector.

Por no hablar de los cachivaches. ¿En qué bendita hora se me ocurriría empezar a coleccionar jarrones, ceniceros, figurillas? Nunca debí leer los tebeos de las Hermanas Gilda, con esos muebles y adornos años cincuenta que me dejaron unas ganas de tenerlos que ahora me hacen enrojecer y arrepentir. ¿Por qué diantre el avaro que hay en mí no compraría una silla Eames o Jacobsen en lugar de jarroncetes, jarroncitos, ceniceros, platitos en forma de hoja y otras varias chucherías retro? Fijo que ahora no me desprendería de esa silla que aún quiero tener y no tengo.

Y para no cansar no voy a hablar del millón de negativos y fotos que están perdiendo el color y que forman parte de mi historia y de la de los que me han acompañado en ella. ¿Qué hago con ellos y ellas? Uffff.

Mi consejo: O no acumulas o nunca te mudes. Visca el minimalismo más minimalista.
Less is more, endeluego qué razón tenía Van der Rohe.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Niño, pues yo un día descubrí esa forma de aliviar tensión consistente en .... ponerte a tirar todas las cosas inútiles que pillas por casa (y eso incluyó en su momento los apuntes de la carrera, bastantes libros (no diré de qué autores) y varias máquinas... :D Un montonazo de cosas.
Hoy no echo de menos nada de lo que tiré.... y no descarto repetir experiencia :D
(Estaba tan tan nervioso aquel dia!!!)

finnegan bell dijo...

bueno, después de mi reciente experiencia en el sector me he convertido en un firme detractor del tema mudancil... y eso que, después de tres mudanzas en tres años he podido comprobar que, a pesar de ser un acumulador convencido, de los que nunca tiran nada por si acaso, no tengo demasiadas cosas. por suerte para mí. espero que les encuentre vd. un sitio a los objetos vintage, mr. shysh, con lo bonicos que quedan...

Anónimo dijo...

Ante todo enhorabuena por haber encontrado vuestro sitio. Hay quien no lo encuentra nunca y hay quien lo ha encontrado y no se da cuenta. Si fuérais otros me daríais envidia, pero como sois vosotros siento como si disfrutara a través vuestro. Sólo tengo un resquemos: Si habrá algún hueco para que vuestros incondicionales puedan compartir ese acogedor nido por unos días.
Después, dar las gracias por ese "link" que me permitió disfrutar de un fragmento de mi adorado Rufus W. homenajeando a su idolatrada Judy Grarland (aunque a Liza se la lleven los perros).
Más después, gracias por ese sentido del humor que me hace reir y sonreir y desear que tras tantos años se me contagie, pero por ahora se me nota poco.
Y finalmente, hacer de abogado del diablo, porque, aunque me he descafeinado mucho con los años, sigo siendo muy Diógenes, sobre todo con cosas muy personales. Todabía tengo el paquete de cartas que me devolviste tal cual. Es un tesoro un poco radioactivo, parece que me queman cuando las toco. Pero no las reconozco como mías, quuiero decir, no me pertenecen, te las escribí a ti, quuizás por eso le hacen daño a amis ojos, estabna hechas para los tuyos. Y desde luego las seguiré conservando, porque, aunque hablan de mí, siento mucho más intensamente que son para ti, que estabas ahí y, afortunadamente y espero que por simepre jamás, sigues ahí.
Muchos besos.
Ritts

Víbora dijo...

Pues lo de las fotos es fácil: ¡escanea!

el Shysh dijo...

Si para algo sirven las mudanzas es para hacer limpieza. Y si no que se lo digan a mi niño con los tutes que se ha pegado. Ahora mismo juro no acumular más apuntes, ni programas. Hasta he decidido no comprar más libros, tirar de biblioteca aunque vaya a ser difícil con lo rarillo que soy para esas cosas. Al sr Víbora decirle que escanear cienes de fotos lo dejo para cuando esté jubilado y los ordenadores trabajen solos.
Y a mi amigo Ritts, que aunque sea en la terraza tipo Sevilla en la expo, aquí siempre tendrán un rinconcito (pequeño, eso sí, no hay mucho más).

Javier dijo...

Si es que al final, por mucho que cueste creerlo, el menos es más nos facilita la vida, y guardamos tantas cosas que cuando repasamos y valoramos nos damos cuenta de que gran parte de ellas son prescindibles.

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