FAUNA DE GIMNASIO (I)
Hace algún tiempo una pareja de garrulines del gimnasio me inspiró la ficción "Hombres de ahora" (Busca en Ficiones, 5 abril 2007, no sé hacer un link interno). Hace días que no llevo mp3 al club, y como me gusta observar e imaginar historias me distraigo como puedo mientras estoy allí. Y como puedo incluye tres cosas:
Primera: Mirar el mar, la gran joya de mi gimnasio, que puedes ver el mar y la playa mientras estás en las máquinas de step, las de remar y las bicicletas. Este mirar el mar incluye ver a la gente que está en la playa privada del gimnasio y la que está en la pública. En esa playa privada los socios se dedican a tomar el sol, jugar a cartas, a dominó y a takatá que es un deporte autóctono del club parecido al tenis pero sin raqueta. Hoy jugaba Manolo con un niño. Manolo es el body number one del club, pura fibra morena, los bañadores le quedan como si se los hicieran a medida, lleva el pelo cortísimo que se le empieza a volver gris. Es un tío hetero y campechano que nos hace volver la cabeza a todos y todas. En la playa pública hay como en botica- los textiles, con profusión de cachas en bañador, guiris fresa y nata, famílias de aquí y de allende y los nudistas de todo tipo y estilo. También hay algún tanga que otro, para qué nos vamos a engañar. Una cosa curiosa es que los nudistas tienen que atravesar un buen trozo de arena para llegar a la ducha. Y eso en una playa urbana que no es oficialmente nudista.
Segunda: Mirar los contadores de la máquina: calorías, nivel de dificultad, metros recorridos en teoría, rpm, etc. Algo no muy divertido pero sí obsesivo si te dejas llevar por los números.
Tercera: Mirar a los compañeros de fatiga. Aquí podría hacer un tratado de sociología que hablara de moda, de cortes de cabello, de actitudes, de comunicación e incomunicación, de excesos de peso levantado, de reglas inflingidas, de seducciones, etc. Pero me limitaré a describir a unos cuantos asiduos poniéndoles el nombre con el que yo les conozco porque a estas alturas no he dicho que yo en el gimnasio apenas hablo con nadie. Y que nadie me habla a mí. Es una cruz que arrastro desde hace literalmente decenios. Le pregunté una vez a mi terapeuta si yo enviaba alguna señal de “no te me acerques”, porque en general, si no entro yo, poca gente me dirige la palabra. La respuesta de la terapeuta fue que seguramente era así. O sea que soy un tímido con problemas de comunicación en dos sentidos: de mí hacia la gente y de la gente hacia mí. Bueno, es así y ya lo acepté. Pero no significa que me guste. O sea que si me ves, háblame tú primero.
Describamos a unos cuantos de los que usan las instalaciones:
Tenemos a X, el Cara Gamba (el apodo no es mío, se lo pusieron dos que yo conozco). Un chico en la treintena que tiene un cuerpo muy bien trabajado pero su cara no muestra ni la satisfacción de tenerlo ni el triunfo de usarlo. No sé si me explico. Tiene cara de amargao, de no vender un peine, ni comerse un colín, como dicen en Madriz. De ahí el nombre según me explicaron los autores: de la gamba lo que está más bueno es el cuerpo, la cabeza si no quieres no te la comes, la desperdicias. Como detalle estructural diré que sus tríceps son del tamaño de una pechuga de pavo. Y no es un cachas hinchado al uso. Es un cuerpo construido a conciencia.
Están Juancho y Pancho, dos amiguetes del estilo Juaqui. Son como un matrimonio de los de antes. J siempre va delante con andares de mírame-que-ahora-llego-no-veas-lo-guapo-que- me-estoy-poniendo, siempre dice paridas y P siempre va segundo y se las ríe. A todos lados juntos. A mear no lo sé.
(continuará).
8 comentarios:
CARI, nadie te habla en el gym pero: "el Cara Gamba (el apodo no es mío, se lo pusieron dos que yo conozco)".
Luego te quejas que no te hablen si estas con DOS MAS PONIENDO MOTES A LOS DEMAS, jajajajaa
y lo de no saber liks externos ya te vale, eh...
Sí CariCori, esos dos me hablaban, uno era mi niño y otro su entrenador, que ya no está allí.
Hablo de links internos, que me lees en diagonal y no pillas.
Bueno, yo es que nunca he creído mucho en los gimnasios como lugar para encontrar nada interesante, y además, lo mío es chapotear en la piscina, así que no sé muy bien que decirte....:D Yo casi que me iba a la playita! Besos, niño!
Y lo del cara gamba me ha encantado!
Si te sirve de consuelo ( que lo dudo ) en el gym yo tampoco hablo con nadie, y si alguien me habla normalmente es para pedirme ayuda en algún ejercicio.
Aunque lo mío no es por timidez, es por no perder el tiempo hablando, ya que no es lo que voy a hacer allí.
Suena borde, pero es que en el gimnasio lo soy ( y muchas veces fuera también ).
Un saludo.
jajajajaj me a exo gracia lo de no vendes un peine....jajajajajajja
yo en mi gimnasio soy de los q llevan cara de felicidad, vestidos como si bajasen a comprar ua barra de pan entre tanto cuadrado.
tambien soy d elso q siempre llevan la camsieta chorreando sudor y cara de "empecé ayer y no vereis la jeta nunka mas"
ajjaja
molaaaaaaaaaaaaaaaa
Ahora, describe a ese calvete que se dedica a observar a los demás.
Lo de poner motes es un vicio del que yo también participo.
Hola ShySh, que me alegro de verte de nuevo .
La última vez que fuí a un gimnasio, no podía controlarme las risas y alguna que otra vez creo que se me notó que las risas iban por el entrenador "culopollo" que prestaba mas atención a su forma física y a las posturitas delante del espejo que a los que le pagaban para que estuviera pendiente de sus manejos con lo hierros.
En fin, que como la cosa pintaba en conflicto y no era cosa acabar mal con nadie, me fui riéndome mucho y hasta la fecha continuo sin ir a un gimnasio y el pobre se quedó con lo de "culopollo" para los restos.
Ahora que lo pienso, me da un poquito de penilla haberle puesto el apodo, pero fue sin mala intención y en respuesta a un comentario suyo.
Abrazos.
asunto aclarado, con los datos playeros que das puedo decirte que SI, ESTE ES TAMBIEN MI GIMNASIO
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