19/2/07

CUIDADO CON LO QUE DIGAS.
CUIDADO CON LO QUE HAGAS.

Un ciudadano decide escribir una carta a una publicación expresando sus opiniones sobre ciertos temas. Otros muchos ciudadanos deciden a su vez recriminar la actitud y las opiniones del primero.
El mismo ciudadano decide donar una cantidad de su dinero a una asociación que promueve la enseñanza de una de las lenguas de un país. Cuando ese ciudadano visita la capital del territorio en calidad de profesional, recibe críticas y abucheos como ciudadano y como profesional. Éstas críticas y abucheos se hacen extensivas a la entidad para la que trabaja.
¿Qué ha hecho mal? ¿Qué tiene de negativo opinar? ¿Qué ley inflinge con su donativo?

¿Por qué tanta intolerancia, tanto meterse en lo que los demás piensan o hacen si difiere de lo que piensan los intolerantes?

Más allá de las líneas divisorias de los territorios y de las diferencias de opinión, de lengua, de ideología, la intolerancia gana metros y espacio de publicación, gana calles e incrementa su presencia en nuestras vidas. Gana terreno. Y lo convierte en pantanoso.
¿Hay alguien interesado en promocionarla?

Muchos (espero) somos partidarios de unirnos, de conocernos mejor, de mezclarnos, de disfrutar de más y más completa libertad, como individuos y como colectivo.

Pregunto en serio a riesgo de parecer lo que no creo ser: ¿Debemos tolerar tanta intolerancia?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Joer hoy te has puesto serio!! eso suena a prohibido prohibir y guerra a la guerra!!!

Pues no se, yo soy mas de eso: no estoy de acuerdo con tus ideas pero daría la vida para que pudieras defenderlas!!

Bezos concienciados!!!

(y a la Cope, que le den!)

Anónimo dijo...

Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza.
Ya no tolero la intolerancia.



Muchos que quisieron traer luz, fueron colgados de un farol.
Enviar frase
Stanislaw Jerzy Lec

Anónimo dijo...

viva la libertad de expresion, siempre con respeto. hay que ser tolerantes hasta cierto punto.

Víbora dijo...

¡Por supuesto que hay intereses!

Un enfrentamiento polémico vende muchos más periódicos, minutos de radio y tiempo en tv y por ello se promueve cualquier pequeña discordancia hasta elevarla la grado de guerra abierta entre dos frentes.

Por otro lado: Un ciudadano expresa su opinión de forma pública, pero si otros opinan de distinto modo y le critican, son unos intolerantes.

Por cierto, no sé si te refieres a algún caso en concreto (porque estoy algo saturado de noticias y no he identificado nada específico) o planteas un debate en abstracto.

Anónimo dijo...

Era el hogar modesto de un pueblo, resultado de mucho trabajo y de mucho tiempo, como muchísimas familias. Cuando he entrado en la cocina me ha chocado ver en la pared un retrato del rey Juan Carlos y sobre él dos fotografías de Franco y José Antonio. Obviamente no he comentado nada, pero me he quedado con ese detalle en mi mente.

Ante esas cosas no sé qué decir. Debo respetar a una señora que ha vivido más que yo y que seguro que tiene mil argumentos para poner 'eso' en la pared. Hacer que Franco y José Antonio presidan tu casa es homenajear a la intolerancia y al fascismo, y muy posiblemente todo venga de la ignorancia... o no. No me atreví a hablar con la señora sobre el tema. Quizá debía haberlo hecho, aunque fuera a título personal. Sólo por hacer un ejercicio de recuperación de la memoria histórica, algo sobre lo que tenemos mucho por hacer. Aún así soy de los que piensa que no se debe tolerar la intolerancia.

Goldfinger dijo...

Creo advertir lo que tratas de trasmitir sin conocer el caso concreto que expones.

A riesgo de errar, y procurando no rozar ambiguidad alguna, me permitiré aunar mi voz en tu manifiesto y pedir encarecidamente tolerancia, de todos y cada uno de los tolerantes, y de los intolerantes también.

Saludos, buen blog

el Shysh dijo...

Pues sí me refiero a un caso concreto pero he preferido no dar detalles, aislar los hechos y pensar en el lio en el que nos meten cuando algunos quieren dividirnos.
Creo que debemos aceptar que otros piensen diferente, sean diferentes, actúen diferente. Las acciones individuales son de cada uno y si no dañan a nadie no son censurables. En el caso que explico, nadie sale perjudicado, excepto el individuo que opina y da lo que es suyo.
En el caso que explica Itoitz, si esa familia venera a esos señores, les veneran y ya está. Lástima que como dice él, muchas veces nos quedemos con las ganas de indagar, de dialogar, de saber más del otro y de sus razones.

jg@ dijo...

La simplificación de los problemas, como has hecho con este "caso fantasma" suele ser la mejor forma de verlos con perspectiva.

El debate de la tolerancia y el respeto es muy complejo... en principio la necesitamos para todo y para todos, pero ¿y cuando no existe? ¿tolerancia con el intolerante? Nunca mais. :D

¡¡Vaya comeduras de tarro que me provocáis un martes por la mañana!!

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