6/11/06




POEMAS RECUPERADOS

Cuando era mucho más joven, era mucho más tímido.
Las palabras que hubiera querido pronunciar se alojaban en libretas y folios sueltos que ahora he recuperado y en algún caso corregido, porque algunas expresiones que entonces yo creía descriptivas de mi estado de ánimo, ahora quedaban, más que melodramáticas, cursis. Si escribía esto de esta manera, sólo puedo culpar al gran poeta Luis Cernuda.
Un escritor famoso diría "me influenció". Yo, como no soy famoso, puedo decir que me identificaba con lo que leía e intentaba que lo que yo escribía se pareciese de alguna manera a lo que había escrito el maestro.
Todos hemos tenido maestros.



PALABRAS PARA SILENCIOS

(Extractos de un poemario de juventud)

1

Despertar con un deseo en los labios
La ausencia renovada
Y las palabras abortadas.
Despertar respirando amor
Y ahogarme la distancia.

Despertar y recordar
Y amar ese aire
Ahora falto de ti,
Personaje únicamente
Del mundo de los sueños.

Despertar con un poema entre los ojos
Y escribirlo en tu pecho
Y en tu espalda.



2

Tal vez no diga palabras
Pero acercaré un cuerpo anhelante.

Tal vez mi boca no se abra
Pero si miras mis ojos
Leerás la escritura del deseo.

Tal vez una lágrima ruede
Por las laderas de mi cara.

Tal vez cuando las luces se apaguen
Mi boca se abra
Y de ella salgan sonidos desolados.



3

Espero en el andén
Y pasas sin mirar
Plantándote lejos
Esquivándome
Con una cortina de distancia.

Te miro de reojo
Y te encierras
En gesto de despiste indiferente.

Con media sonrisa
Intento hablarte
Mas tú te niegas
A prestarme tus ojos.



4

Siempre el silencio,
La angustia,
La soledad.

Una mirada de mis ojos
En tu cara desatenta.
Palabras en mis ojos,
Palabras en tu cuerpo.

Martinis, terrazas,
Risas, música y cerveza.

Y distancia.

Otra vez una mirada
Otro trago
Sin palabras.

De nuevo silencio y angustia y soledad.



5

Nocturno de Julio

Oye cómo rugen los telares
Cómo hurgan en el silencio de mi insomnio
Cómo penetran en mis oídos
Cómo se transforman
En barriles de sonido
Que emborrachan el descanso.

Un reloj
Encerrado en una vitrina
Obstinado en transmitir
Su rítmico mensaje de tiempo en fuga.
Dos tazas de té -vacías-
Un Cortázar en la mano
Y Mahler en el casete.

Y yo,
Pensando en ti



6

Descubro en tu cara
El deseo ciego
Que sigue mis pasos
Y que, como mis pasos,
Existe y calla
En un triste círculo
De vagas gentes
Y tardes hastiadas.

Encierro luego
Tu cuerpo en mis ojos ávidos
Y niego al silencio
La posibilidad de cesar.

Es poco más tarde,
Al mirarte de lejos,
Que sueño andando
En poderte hablar.

(circa 1977-1980)



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